10/07/2008

Insondabilidad inescrutada


Los dragones están con nosotros en este instante, todo el tiempo pueden surgir de entre la niebla de la confusión y sorprendernos con su insondabilidad, con su mienaria presencia. Han estado siempre acá, nunca han no estado. Verlos es estar presente. ¿Cómo aprendemos de ellos? pues si nos relacionamos con eso que está siempre presente como algo continuo indiferenciado de nosotros no hay nada que aprender, sólo es y ya está. Vamos por parte. Desde inmemoriales tiempos las culturas han observado la posibilidad de sincronizarse con los ciclos del planeta, y en la medida que esa sabiduria de conexión y sincronía aumenta se ha vuelto más profunda en su sincronía con el universo. La identificación de la sabiduría con animales que están de un modo natural y profundo en conexión con los ciclos vitales de la realidad -tanto de su realidad como de la realidad aparente del universo externo- es una visión certera de que si somos lo suficientemente abiertos y atentos podemos aprender de cualquier circunstancia. Para cada situación de aprendizajes un modo distinto, para eso el aprender del mono, la grulla, el condor, la tortuga, el lobo, el oso, el puma, el león, el dragón. Especialmente el dragon, cómodo con su longevidad, solitario trueno que une el cielo y la tierra. También se pueden relacionar las variaciones temporales de las estaciones con características animales, pero vaya, eso es demasiadas convergencias.

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