1/29/2008

hay que salvarla


Hoy un grupo de comprometidos feriantes se instaló en el bandejón central de la alameda bernardo o´higgins para invitar a los afortunados paseantes una porotada. Ejercían y exigen su derecho ciudadano a organizarse y educarse. Por el bien de una tradición, de casi un millon de familias que dependen de la pequeña distribución de sus productos en el microcomercio (aunque esta caracterización del comercio les venga impuesta por el sistema de mercado que las está depredando) los comerciantes resisten para las futuras generaciones y para el ahora. Sí merece la pena pensar que en el futuro se podrá pagar un kilo de tomates y recibir instrucción de parte del "casero" de cómo combinarlos para aprovechar sus características nutritivas y que cualquiera se podrá enterar de las propiedades del licopene através de bien informados y pensantes comerciantes que además nos proveerán de productos frescos, orgánicos. Pero vamos, seamos honestos, cualquiera puede darse cuenta que eso Es ahora, que sabemos, y que peormente, los asesinos de las ferias libres también saben. Pero entonces vale más la pena preguntarse ,¿quién quiere que no sepamos, y quién quiere que sepamos qué.? La instrucción general si bien acarréa beneficios supone lugares de lucha y rebelión aun impensados. El futuro de las ferias libres que idealizamos ahora no es el futuro, es la visión de desarrollo sustentada por el ahora. Una opción real de futuro sería una integración de las ferias y del comercio en la educación y no su contrario, que es hacer la educación un parásito o rémora de los feriantes, donde la instrucción les persigue o persiguen la educación sólo al verse agobiados por una situación terminal. Entonces pensar el futuro involucra pensar el modelo de desarrollo, pensar y disolver, sacar la educación de claustros y hacerla real, potente, participativa, transformadora.

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